Política 4T: Lo que es arriba tiene que ser abajo

    Hoy por hoy, el ayuntamiento de Acapulco es una cueva oscura donde la intriga, el egoísmo y los amoríos secretos que quieren ser guardados en clóset.

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    Por Baltasar Hernández Gómez.

    La 4T arriba.

    México está inmerso en un presidencialismo surrealista y peligroso donde predomina la actitud mesiánica. El Ejecutivo federal se visualiza como caudillo hegemónico de una cuarta transformación (la primera fue la independencia; la segunda el liberalismo y la tercera revolucionaria) en que los ciudadanos son apreciados como masa obediente a las órdenes de López Obrador para atacar al enemigo invisible denominado statu quo neoliberal, el monstruo que obstaculiza sus pretensiones.

    125 millones de mexicanos experimentamos en carne propia la estrategia gubernamental, que aparece como supuesta austeridad y autenticidad, mediante la cual las obras y servicios gubernamentales deben estar alineados al proyecto transexenal que trata de imponer acciones de sumisión y populismo, para mutar el eje de rotación del sistema político en beneficio del partido Morena.

    Ahora mismo, los políticos, legisladores y gobernantes provenientes de las filas del partido que López Obrador fundó y que controla a través de lazos cófrades de contubernio, deben reproducir los valores y principios del inquilino del palacio nacional. Él está empecinado en emitir lineamientos acusatorios para demeritar las opiniones de intelectuales, líderes de opinión, profesionistas, asociaciones empresariales, partidos de oposición, catedráticos-investigadores y ciudadanía organizada o no.

    Todos los de abajo (tomando prestado el título de la obra de Mariano Azuela) tienen que concordar, sí o sí, con las metas trazadas desde la Ciudad de México o alguna finca del estado de Tabasco. Si no es así los ataques lópezobradoristas dirigen sus misiles a quien para su sentir lo pones en ridículo.

    En tres años de gestión López Obrador ha dicho mucho y actuado en la más terrible opacidad: De los juicios a expresidentes y funcionarios corruptos que tanto mencionaba en sus arengas proselitistas todo ha quedado en escaramuzas, consultas e investigaciones inconclusas que duermen en la Fiscalía General de la República y salas judiciales.

    De las mega construcciones y adquisiciones (tren maya, refinerías, aeropuerto de Santa Lucía en el estado de México, reconversiones en instalaciones de la CFE, compras de equipamiento e insumos para la estructura gubernamental y contratos de servicios diversos), los avances están siendo cubiertos en la discrecionalidad, que además están blindados por el decreto publicado hace dos semanas, a fin de que las realizaciones del gobierno no puedan ser observadas ni evaluadas por ningún individuo u organismo.

    “A la mitad del camino” como López Obrador determina el punto medio de su gobierno, lo único que puede apreciarse es un conjunto de medidas asistencialistas dirigidas a las personas ubicadas en los estratos sociales más pauperizados por el modelo económico capitalista. Lo que existe es una estrategia miope e improvisada que evita la llegada de inversiones y un paradigma financiero que limita el desarrollo.

    Sus conferencias mañaneras son utilizadas como vehículo de guerra frontal contra los opositores del régimen. La inflación va en aumento y la devaluación -disfrazada de ajustes macroeconómicos- está produciendo más inseguridad, incertidumbre, escasez y carestía.

    No obstante que la base social de apoyo morenista cree que el comportamiento de López Obrador es el adecuado para eliminar los males del pasado priista, panista y perredista, la realidad es contundente: no hay crecimiento sustentable ni una sociedad plural, incluyente y tolerante que amplíe el espectro democrático de la nación.

    Todo se ha convertido en un ir y venir de escenarios populistoides donde lo importante es llenar auditorios como el que tuvo lugar el 1 de diciembre cuando la plancha del zócalo capitalino y calles adyacentes se abarrotaron de contingentes llevados y pagados por funcionarios de los tres niveles de gobierno para rendir culto al prócer de la 4T.

    En la cotidianeidad los consensos se disipan por la transmisión de mensajes políticos cargados de conceptos ideológicos, que dividen a “los buenos” (morenistas y patriotas) de los “malos” (los que no concuerdan con sus preceptos e intenciones). Las nuevas dirigencias políticas, gobernadores, presidentes municipales, legisladores, magistrados y funcionarios enquistados en las plataformas burocráticas están sincronizados a lo que promulgue el presidente que, unas veces dice sí a la apertura y otras, las muchas, se opone al escrutinio y la crítica.

    Los pronunciamientos presidenciales son una retahíla de imposiciones donde todo está bien. Si no lo está entonces es culpa del pasado. El primer mandatario confía en que las personas auxiliadas para sobrevivir (adultos mayores, madres solteras, estudiantes beneficiados con becas, entre otros sujetos sociales en calidad de pobreza) son su ejército civil para defenderlo de los millones de mexicanos que detectan que atrás de la banda presidencial sólo hay ignorancia, incapacidad, autoritarismo y testarudez.

    Al fin y al cabo toda protección cuenta, parece interiorizar el oriundo de Macuspana, Tabasco, porque además tiene a su servicio a las fuerzas armadas para contener cualquier tipo de disturbios, pues les ha concedido manejo plenipotenciario para incorporarse en los asuntos civiles (construyen, asesoran, vigilan el orden público, afrentan al  crimen organizado, patrullan, resguardan las instalaciones de valor estratégico, ocupan puestos en las administraciones municipales, estatales y de la federación).

    La 4T abajo.

    En Acapulco, la presidenta Abelina López Rodríguez se mueve como robalo aleteando corriente abajo. Hace como que hace, limitándose a pronunciar discursos que tratan de emular los lineamientos del jefe del Estado mexicano, pero no resuelve la problemática heredada por la exalcaldesa Adela Román Ocampo, compañera de batallas que en años recientes han conseguido incrustarse en los partidos que tuvieron preponderancia para lograr puestos administrativos, judiciales y legislativos.

    Hasta el momento lo visible es que la 4T tropicaloide pidió, incluso antes de llegar a funciones, cientos de millones de pesos para comprar maquinaria para la recolección de basura, bombeo de agua potable y pago de nómina sin mediar diagnósticos; realiza festivales carnavalescos de poca monta y trascendencia; se reúne y apoya a dirigentes perredistas y morenistas que la ayudaron a organizar su campaña electoral.

    Mientras esto ocurre su imagen está desaparecida de la marquesina social; no hay empatía con la clase media ni los empresarios; las calles siguen anegadas de basura y líquidos pestilentes; decenas de miles de hogares no cuentan con servicio de agua potable; las calles invadidas de comerciantes ambulantes; la inseguridad al tope; los elementos de la policía y tránsito municipal en la extorsión sin ningún tipo de supervisión; las plazas públicas y monumentos en el descuido; las playas con descargas visibles de aguas residuales.

    Abelina, parece no ver ni oír nada. Está parada encima de dos tabiques embelesada por la lisonja de cortesanos y mostrándose como una mujer poco cuidadosa en alcanzar consensos y resultados efectivos.

    Desde el inicio de su gestión ha demostrado ignorancia e impericia para gobernar al municipio más importante del estado de Guerrero e icono del turismo nacional, que todavía tiene la fortuna de ser visitado por personas de los estados colindantes, aun con sus múltiples deficiencias.

    Es, como dicen administrativos y funcionarios intermedios del ayuntamiento, una mujer “cuadrada” e “intolerante”, que se deja llevar por impulsos emocionales. Hasta cierto punto esto es comprensible, toda vez que su perfil conductual tiene raíces en el resentimiento que guardan muchos inmigrantes cuando observan a los poderosos e inmediatamente contrastan su posición económica de miseria, adoptando síntomas beligerantes y depresivos.

    Hay que tener presente que su trayectoria como supuesta luchadora social fue la defensa -a golpes, empujones, chantajes y presiones- de grupos dedicados a la invasión de terrenos, ambulantaje y vivir de las dádivas.

    Al igual que el presidente de la República habla mucho de la 4T, pero no concreta absolutamente nada. Menciona los beneficios a futuro, pero no realiza cambios sustanciales. Permite y provoca el divisionismo que la puso en este instante a enfrentar luchas intestinas en el gabinete porque los recomendados del partido Morena, del padre de la gobernadora y los que ella ha podido imponer por obligación para devolver favores a los “inversionistas” de su campaña proselitista, están tratando de hacer y deshacer sin respetar reglamentaciones, buscando beneficios personales y grupales.

    Hoy por hoy, el ayuntamiento de Acapulco es una cueva oscura donde la intriga, el egoísmo y los amoríos secretos que quieren ser guardados en clóset, se trasladan a la gestión gubernamental sin importar lo que requiere la sociedad acapulqueña.

    Hace unos días se filtró la información que existen denuncias oficiales contra el manejo corrupto de la administración municipal pasada, pero Abelina López no ha emitido declaración concreta que compruebe veracidad e insistencia en llegar hasta sus últimas consecuencias para que se apliquen castigos penales contra Adela Román y secuaces, los cuales defraudaron a la ciudadanía y cometieron peculado. Seguramente sucederá lo que está pasando en el plano federal, pues se dijo mucho de ir contra la mafia del poder priista y panista, pero todos esos demonios andan sueltos.

    En su afán de aparecer por lo menos en alguna red digital (pues los medios no atienden sus actividades, toda vez que ha mostrado un desprecio a los comunicadores y a toda persona que critique el estado de cosas que prevalece en el municipio, como la inseguridad y la falta de servicios) ha sumado la desconfianza de la gobernadora Salgado Pineda, pues hace tres días se erigió en rescatista de la glorieta La Diana ubicada en la principal arteria vial de Acapulco, notificando que fue ella la que dialogó con estudiantes paristas y pudo liberar el conflicto que tenía secuestrado el sitio más recurrente de entrada del turismo nacional.

    La verdad, dicen los que estuvieron presentes en la reunión con los estudiantes, fue la jefa del Ejecutivo estatal quien pudo solucionar el conflicto.

    Así las cosas.

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