El PRI se muerde la lengua cuando presenta iniciativas para combatir la corrupción: Ricardo Anaya

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Por: Enrique Villagómez

Acapulco, Gro. 24 de Enero del 2017. – El precandidato de la coalición ” Todos por México”, Ricardo Anaya Cortés, aseguró que “el PRI se muerde la lengua” cuando presenta iniciativas para combatir la corrupción, al referirse a la propuesta que presentó este miércoles José Antonio Meade Kuribreña.

De visita en Acapulco donde sostuvo un encuentro con la militancia local de los partidos que respaldan sus aspiraciones a la presidencia de la república (PAN, PRD y MC), Anaya Cortés puntualizó que “más que presentar iniciativas deberían de pedir disculpas por todo lo malo que han hecho y por toda la corrupción del gobierno”.

“Este ha sido uno de los gobiernos más corruptos en la historia reciente de nuestro país”, insistió.

Durante el encuentro con los militantes partidistas propuso aplicar “la muerte administrativa” para políticos, funcionarios y empresas que incurran en actos de corrupción, además de eliminar el fuero constitucional “para que ningún servidor público se esconda en esa figura” y cambiar los pagos que se hacen en efectivo para los programas sociales, por transacciones electrónicas y con ello evitar que “hagan su agosto” los funcionarios corruptos.

Sin decir su nombre, crítico la propuesta de Andrés Manuel López Obrador quién ha planteado la idea de construir 6 refinerías para elaborar gasolinas y con ello bajar el precio del combustible.

“Esa es una propuesta inviable porque además de que resulta demasiado caro construir cada una de esas plantas (alrededor de 120 mil millones de pesos), para el 2024 cuando este concluidas lo que prevalecerá en nuestro país serán los coches eléctricos y no los impulsados por gasolina”.

Pidió el respaldo unánime para la coalición que encabeza, pues dijo que ésa es la única forma de sacar a los corruptos que están en la presidencia, y recordó que donde ha triunfado la unión de estos tres partidos, se ha podido desterrar a los malos gobiernos como los casos de los Duarte y Roberto Borge.