De renuncias a renuncias… Dos casos: López Gatell y Adela Román

    López Obrador no acepta la renuncia de nadie si no es él quien cesa fulminantemente.

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    Por Baltasar Hernández Gómez.

    De acuerdo a personal del staff de la Presidencia de la República, el jueves pasado Hugo López Gatell, Subsecretario de Salud federal, presentó por tercera ocasión su renuncia con carácter de irrevocable a Andrés Manuel López Obrador, pero no fue aceptada. El primer mandatario le afirmó que ésta era inaceptable y que no iba a permitirle que se retirara por la puerta de atrás y él quedara mal frente a la opinión pública nacional e internacional.

    López Obrador no acepta la renuncia de nadie si no es él quien cesa fulminantemente. Luego entonces si hay algo que no esté funcionando bien prefiere dejarlo así y opta por continuar en la espiral de ineficacia como es el caso de la salud pública y específicamente en lo relativo al combate del Covid 19. 

    Primero está su imagen en lugar de que realmente transforme el rumbo para dar más y mejores resultados.

    Desafortunadamente esto ocurre en otros rubros importantes de la vida nacional, como por ejemplo el ámbito local:

    A punto de que finalice la actual administración municipal de Acapulco, algunos colaboradores que no estuvieron de acuerdo con el trato ni la forma en que se condujo la Presidenta Adela Román Ocampo, señalaron que desde inicio del mes de agosto del año pasado la alcaldesa pidió a López Obrador que le permitiera abandonar su encargo a través de los mecanismos legales pertinentes, pero el Presidente le indicó que eso era inadmisible y que tenía que aguantarse porque iba a ayudarle. Sin embargo, el apoyo o no llegó o la administración nefasta de Román Ocampo lo desapareció como lo ha hecho, de acuerdo a la presumible demanda en la FGE, con cientos de millones de pesos en desviados por medio de contratos ilícitos, no pago de servicios y la no aplicación de descuentos a trabajadores y su radicación al ISSSPEG, entre otros asuntos financieros.

    Evidentemente, Adela Román permaneció en la presidencia tropicaloide y no pudo, ni puede parecerse siquiera un poco al ideal de una servidora pública a la altura de las circunstancias. Fue totalmente incapaz de cumplir con el mandato y estar al frente del municipio más importante del estado de Guerrero. 

    Su experimento de jugar a la política salió terriblemente mal aún cuando llegó de rebote en 2018 por haberse montado en la ola de simpatía ciudadana hacia López Obrador.

    Entre tumbos y piruetas, apoyada por funcionarios cortesanos y promotores de actos de dudosa transparencia, alcanzó el día de ayer a presentar su tercer informe de gobierno, anunciando datos positivos sobre su gestión gubernamental, aunque para la sociedad nada de esto sea cierto, ya que jamás vio continuidad en los servicios y mucho menos mejorías. 

    En la mente y corazones de cientos de miles de acapulqueños perdura la percepción de la inacción, la arrogancia e ineficacia de Adela Román y equipo, que dejó a Acapulco en ruinas. 

    Y no solamente el municipio cesta destrozado por las secuelas del sismo de 7.1 y 7.4 grados Richter que ocurrió hace 5 días, ni por las constantes lluvias de los últimos dos días, sino porque durante su trienio no hubo servicios públicos tan básicos como agua recolección de basura y drenaje. Acapulco es una escena de guerra con calles destrozadas sin alumbrado ni seguridad, pero por encima de todo sin gobernabilidad, toda vez que ninguno de los actores políticos y sociales de Acapulco fueron atendidos adecuadamente.

    Lástima para Acapulco y los acapulqueños, no me canso de repetirlo. Adela Román Ocampo se va en 2 semanas y los habitantes de Acapulco esperan un juicio público, político y judicial para que las irresponsabilidades y despropósitos de la abogada de las colonias Progreso y Morelos no sean dejados en el olvido o sólo sean pretexto de burla en la narrativa social o que terminen siendo chistes o memes en las redes sociales, así como motivo de crítica jocosa en casas y sitios públicos.

    Se va Adela y se lleva muchas esperanzas de personas que confiaron en López Obrador y en un México más justo. Se va con una estela de señalamientos y acusaciones y se lleva la vida de muchos acapulqueños.

    Lo que no se va a llevar es la memoria de la gente y mucho menos se retira limpia porque a nivel federal, estatal y municipal van a aplicarse auditorías al desgobierno que presidió. 

    Ya se verá lo que viene……. y todos estaremos al pendiente.