Rubén Figueroa Smutny, tercera generación

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Cortesía: Ernesto Rivera Rodríguez

Más de cien años después de que el presidente de México, el Constitucionalista Don Venustiano Carranza, le solicitará a Rufo Figueroa, no apoyar a Emiliano Zapata, en su movimiento en el Sur del País, ambos pudieron dormir tranquilos. Pero más el sureño. El propio presidente le acababa de entregar el estado.

Años después, cuentan las crónicas de la época, en una aburrida sesión de socios del Autotransporte, Rubén Figueroa Figueroa, hermano menor de Rufo, se hace de la presidencia del Autotransporte en México. El poder en sus manos. La riqueza y el poder político se añadieron en automático.

Nombrado por el presidente Luis Echevarría Álvarez, primero, presidente del Fideicomiso “Vicente Guerrero”, fue la antesala para que, en 1970, tomará protesta como gobernador constitucional de Guerrero. El sueño de Rufo se había cumplido. Comenzaba la pesadilla de Rubén, y de una triada de gobernadores impulsados por Echeverría, que terminaron enloquecidos por el poder.

El fuego escondido en el carbón incandescente de las demandas sociales prendió la ” yesca” en la sierra de Guerrero. Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, fueron abatidos a sangre y fuego, en tanto la Universidad Autónoma de Guerrero, también luchaba por su sobrevivencia.

En 1988 Rubén Figueroa Alcocer, es coordinador de la fracción priista de diputados federales en el Congreso de la Unión, no tardará en suceder a José Francisco Ruiz Massieu en la gubernatura, en 1993. Pero el destino es cruel e ingrato y suele poner piedras en el camino del hombre, que en este caso fue el Vado de Aguas Blancas, de funestas y políticas consecuencias.

Hoy Rubén Figueroa Smutny, como precandidato a la alcaldía de Acapulco, por el Partido Alianza Nacional, mejor conocido como “Panal”, con un siglo de historia en la política en su apellido, lleva más que ninguno de los pretensos, no sólo experiencia e historia, de sangre, pasión y también de gloria que nadie puede juzgarlo ni arrebatarle.