Ramiro Ávila, “el militarista”

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    Ernesto Rivera Rodríguez

    Al declarar que “hacen falta cuarteles militares en Tierra Caliente y La Montaña”, el delegado federal de la Secretaría de Gobernación en Guerrero, Ramiro Ávila Morales, ha vuelto a desatar las grandes diferencias que existen en cuanto al trato de la violencia en el estado, y que no es privativo del mismo, sino que es un cáncer a nivel nacional. Ramiro Ávila declaro en Chilapa que, “el asunto de la inseguridad y la violencia que se ha recrudecido en Chilapa es por ser el espacio de lucha encarnizada entre los grupos de la delincuencia organizada”.

    Pero, no se pregunta el porqué de dicho recrudecimiento; nada más alcanza a ver la punta del “iceberg”, cuando en realidad, la terca realidad se impone al delegado, quien más se dedica a ser proselitismo político y en ocasiones como esa, a pretender cosificar la terrible realidad que se vive no sólo en la zona de la montaña, sino en todas las regiones del estado.

    Militarizar el estado, es retroceder, volver a zonas más  inestables, a aprobar el uso de la fuerza para resolver los graves problemas que tienen hundido a Guerrero en los últimos lugares del desarrollo, cuando lo que se requiere, es todo lo contrario a lo declarado donde la ciudadanía NO tiene confianza en las instituciones, que como el Ejército y la Gendarmería Federal, así como las corporaciones policiacas estatales y municipales, (donde las hay), carecen de credibilidad y confianza y que están reprobadas por la ciudadanía, quien las percibe el como parte del problema y no elementos de la solución, y en muchos casos coludidas con la delincuencia organizada.

    La sociedad “liquida” en que vivimos es el resultado de ello, la falta de garantías, la perdida de la confianza en las instituciones, no es por la falta de cuarteles, en un estado con un alto grado de analfabetismo, con grandes carencias de oportunidades de empleo, donde los espacios para el desarrollo son de ciencia ficción, y no una realidad la cual se impone con su brutal fuerza, de manera que los guerrerenses tienen que sobrevivir en la incertidumbre permanente, y donde las autoridades federales como Ramiro Ávila, Morales han confundido sus tareas sustantivas, más dedicado a ser “dama de compañía del gobernador”, dedicado al proselitismo político personal, es difícil que responda a las tareas sustantivas que le encomendó en su nombramiento el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong,  y en nada le ayuda al gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores, “porque lo que se ve no se juzga”, y si Ramiro Ávila quiere jugar a los “soldaditos” que cambie de profesión, que se ponga el uniforme verde olivo, porque así comenzaron personajes como Hitler, quien llevó a infiernos jamás conocidos hasta entonces por la humanidad.

    Los guerrerenses y los mexicanos, lo que menos requerimos son cuarteles, sí, se requiere sin cuartel escuelas, hospitales, darle una vuelta de timón al sub desarrollo que se vive en el campo, mejores oportunidades de empleo, que no todo es el turismo el cual ya no da para todos, diversificar los espacios desarrollo en el estado, y cambiar definitivamente el sistema político y económico del país, el cual se encuentra verdaderamente agotado y que es sin lugar a dudas, la madre de todas nuestras desgracias.