Migrantes; estrategia fallida

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    Miguel Ángel Arrieta

    Entre la bullanga de música de viento y el seductor aroma del pozole guerrerense, el secretario de los Migrantes y Asuntos Internacionales, Fabián Morales Marchán, se desplazaba –mezcal en mano- como pez en el agua el sábado pasado en la plaza central de Chilpancingo. Mientras, en la Costa Este de Estados Unidos, el huracán Harvey impactaba con descomunal fuerza destructiva el estado de Texas, entidad considerada la tercera con mayor población guerrerense en la unión americana.

    Los habitantes de la pequeña ciudad de Rockport, Texas, en la cual radican poco más de doscientos guerrerenses, perdieron hogares, negocios, automóviles y, consecuentemente, fuentes de trabajo ante el devastador diluvio descargado ahí por la naturaleza.

    De hecho, en su ingreso a Texas, Harvey encontró como primer punto para descargar su furia de vientos y agua la ciudad de Rockport, pero la estela de destrucción creada por el huracán contempló también a la desproporcionada urbe de Houston, principal puerto de embarque comercial de Norteamérica en la costa este y cuarta ciudad más grande de los Estados Unidos, en cuya geografía citadina y suburbios que le circundan radican poco más de 40 mil guerrerenses.

    Por las calles de Houston deambulan como fantasmas bajo la inclemente lluvia que aún persiste, decenas de migrantes mexicanos entre los que aparece un considerable número de guerrerenses. La mayoría de ellos fueron evacuados de sus hogares inundados y otros cientos más permanecen en calidad de damnificados en los albergues.

    Houston ha sido declarada zona de desastre, por lo que no se necesitan estudios científicos para entender la calidad de desamparados en a que quedaron cientos de paisanos, por no decir miles. Pero el secretari de los Migrantes de Guerrero come, bebe y baila como fauno en bacanal por la plaza Primer Congreso de Anahuac.

    Pero la destrucción de Harvey no es el único elemento abandonado en la ruta de obligaciones del funcionario estatal encargado de atender y asistir a los millones de migrantes guerrerenses radicados en el vecino país del norte.

    Por lo menos, en menos de seis meses Fabián Morales ha acumulado una serie de acusaciones entre las que destacan señalamientos por corrupción, incumplimiento de programas y agravios a la comunidad migrante.

    Por lo pronto, la demanda de investigación sobre las irregularidades observadas en la aplicación en Guerrero del programa Tres por Uno para Migrantes, ya llegó hasta el gobierno federal mexicano a través de la denuncia expuesta por dirigentes de la Federación de Guerrerenses Radicados en Chicago, (FGRC), ante el Cónsul de Asuntos Comunitarios de la representación diplomática en esa ciudad, Carlos Valero Paulino.

    La inconformidad de los líderes de la FGRC fue planteada en primera instancia durante la última sesión del Comité de Validación de Obras del mismo Tres por Uno, en donde señalaron que la distribución del presupuesto entregado por el gobierno de México para este ramo durante el 2017, registra irregularidades ya que se aprecian asignaciones presupuestales sospechosas en favor de organizaciones de migrantes “fantasmas”.

    En la bitácora de reclamos a Fabián Morales, destaca la manipulación otorgada por este funcionario al programa “Uniendo corazones”, diseñado para gestionar visas norteamericanas a personas de la tercera edad que no han tenido contacto con sus hijos o nietos desde hace dos o tres décadas.

    En cada evento, en cada encuentro al que asiste en territorio norteamericano el Secretario de los Migrantes, presume la activación de esta iniciativa para beneficiar a cientos de familias guerrerenses separadas por el fenómeno de la migración; sin embargo, a casi dos años de venir anunciando como un hecho dicha propuesta, Fabián Morales no ha gestionado una sola visa ante la Embajada de USA, mientras que los gobiernos de los estados de Michoacán, Guanajuato, Zacatecas y Durango, entre otros, han logrado trasladar ya en menos de un año a cientos de padres y abuelos a reunirse con sus hijos radicados en Estados Unidos.

    Lo más irónico del caso es que mientras la oficina a cargo de Morales Marchán se mantiene impávida al respecto, la organización civil Casa Guerrero en California, -dirigida por el igualteco Román Sánchez y con sede en Santa Anna, California-, ya obtuvo visas a favor de los ancianos para que puedan visitar a sus familiares.

    El cerrojo de ineficacias no cierra ahí. Considerado hasta ahora como el mayor agravio contra los migrantes por parte del secretario del ramo, se detecta el rechazo total de Fabián Morales para atender y orientar legalmente a paisanos cuyos familiares en Guerrero han sido víctimas del crimen organizado.

    La Federación de Guerrerenses en Chicago tiene documentados casos en los que debido a implicar asesinatos y secuestros Fabián Morales se niega rotundamente a tener contacto con migrantes que solicitan la asistencia de la Secretaría responsable de atenderlos, bajo el argumento de que esos asuntos no le competen a esa área de gobierno.

    En todo caso, la suma de los incumplimientos exhibidos obliga a cuestionar cuál es entonces el papel de la Secretaría de los Migrantes. ¿es necesaria la existencia de esta institución como secretaría?, o bien el gobierno estatal requiere seguir un ejercicio de reingeniería que permita actualizar la jerarquía, el presupuesto y el perfil de quien sea designado al frente de la misma.

    Después de todo, la llegada de Fabián Morales cubrió la expectativa de nombrar como secretario de los migrantes a un migrante, pero en la práctica ese experimento resultó una estrategia fallida que abrió huecos y exhibió grietas con el sector poblacional que mayores recursos financieros aporta a la economía guerrerense.

    En el fondo, lo que hace falta es quien le dé nivel y personalidad a la Secretaría de los Migrantes.