Los fracasos de los gobiernos de izquierda abren la posibilidad

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Rubén Figueroa Smutny posible candidato de unidad a la alcaldía de Acapulco

*El PRI ante amago de renuncia, dobla las manos, el PRD le coquetea…

*Acapulqueños cansados piden una mano dura en contra de la delincuencia…

*Podría ser candidato independiente…

José Antonio Sánchez

Sus declaraciones en contra de la corrupción en su propio partido el PRI, sus críticas por el gasolinazo ordenado por Enrique Peña Nieto, su constante postura y sus denuncias en contra de los gobiernos coludidos con la delincuencia, aunado a su personalidad que denota mano dura, heredada de sus ancestros, lo hacen el potencial candidato para el 2018 a la alcaldía de Acapulco. Los indicios son premonitorios: El PRI se doblega y le ofrece la candidatura de unidad, mientras que el PRD, disfuncional, precario, le coquetea con el fin de obtener una figura fuerte entre sus debilitadas filas.

Si, quien lo dijera, Rubén Figueroa Smutny se vuelve la figura fuerte para Acapulco, pese a que sus enemigos políticos retomaran los “petates de los muertos del pasado” queriendo dejar de lado los muchos muertos del hoy. Ya se empieza a saber de esa posibilidad, y esos que no han podido con la responsabilidad de combatir a la delincuencia, recurrirán seguramente al pasado de la guerra sucia achacada al abuelo, y la mano dura del padre, cuyos pecados si los hubo, no son herencia política, solo eso, son y serán, el devenir de la historia. Son en sí, responsabilidad personal de cada uno de los protagonistas.

Aunado a ese perfil del nuevo “Hombre fuerte de Guerrero”, están los notorios fracasos como gobierno de la otrora izquierda contestataria, rebelde, que se enfrentara con las armas y en la sierra a su abuelo y a su padre. Hoy sabemos para qué: Esa izquierda fracasada, hoy corrompida y cínica, deseaba tanto el poder no para beneficiar al pueblo “oprimido”, solo para formar parte de la corrupción, del saqueo; de su lugar entre los nuevos ricos. Ahí están los asesinatos políticos de Bajos y Chavarría, los 43 y el matrimonio infernal, la simulación, el cinismo y la trapacería de un Zeferino Torreblanca, de un Ángel Aguirre. Hoy, la ciudadanía acapulqueña, atemorizada, cansada de la violencia y la extorsión, voltea la vista al regreso de la mano dura, a la figura política que impone, que se hace respetar, y hacen sonar como una opción viable a la alcaldía de este destino turístico, el nombre de Rubén Figueroa Smutny.