El Frente, entre definiciones y candados

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Miguel Ángel Arrieta

Aunque matemáticamente el pronóstico electoral concede ventaja al Frente Ciudadano por la Democracia en Guerrero, -MC, PRD y PAN-, el escenario por el ayuntamiento de Acapulco no se aprecia tan terso como los frentistas presuponen.

De entrada, el Frente se juega su existencia en la elección de su candidato a la alcaldía, por lo que más allá del proceso electoral constitucional antes debe resolver el desafío de integrar una planilla equilibrada política y socialmente con el sello de los tres partidos.

De hecho, aunque prevalecen indicios de que se respetará el peso de cada una de las estructuras y la posición de poder que mantiene cada uno de los partidos, lo que concedería al PRD la candidatura a presidente municipal, también se detectan agudas condicionantes en las negociaciones para poder competir juntos.

Por lo pronto, el juego de candados impuestos por cada uno de los institutos para definir las reglas de participación genera en una primera ronda la casi eliminación de personajes de los tres partidos que se visualizaban hasta hace unos días como fuertes aspirantes a pelear por la presidencia acapulqueña.

Pero, así como hay nudos de desencuentro que buscan superar, los tres partidos convergen en puntos de coincidencia que les ha permitido avanzar en la negociación. De ahí que en fast track hayan definido la exclusión de figuras externas para ubicarlas al frente de la alianza.

La decisión conjunta de MC-PRD y PAN deja fuera en automático al ex priista Rubén Figueroa Smutny, quien no encontró puentes locales para integrarse al Frente y terminó buscando la intervención de dirigentes nacionales que lo acomodaran, lo que avivó las diferencias con el líder estatal de Movimiento Ciudadano, Luis Walton Aburto.

PRD y PAN hicieron lo propio al acordar internamente que no contemplan la posibilidad de invitar a Figueroa Smutny para competir por la alcaldía. En todo caso aceptarían que se midiera en una demarcación electoral para buscar una diputación.

En este contexto, entre los candados colocados por Luis Walton, Evodio Velázquez y la dirigencia panista, el proceso de depuración partidista indica que el candidato del Frente a la presidencia de Acapulco será perredista, lo que obligará a sol azteca a ser escrupuloso en la selección de su abanderado y cerrará las aspiraciones de personajes cuya trayectoria está impregnada de rasgos violentos y sospechosos: David Jiménez Rumbo y sus desplazamientos de narcoseñor, además de su  señalada relación con La Tuta. O quienes han sido protagonistas de escándalos de cantina en vía pública: Víctor Aguirre Alcaide.

A partir de esta realidad, con un PRI que vendrá con todo ante cualquier error del Frente y la presencia de López Obrador cuya inclusión en la boleta electoral seguramente restará sufragios a la coalición, la baraja se reduce a dos cartas probables de nominar: Beatriz Mojica Morga, ex candidata a la gubernatura de Guerrero y actual secretaria general del CEN perredista; e Ilich Lozano Herrera, ex diputado federal y actual síndico procurador, quien entró en la competencia a raíz de la determinación del Tribunal Electoral.

Desde luego que como en política nada es determinante a largo o mediano plazo, después de octubre las negociaciones entre integrantes de la coalición y el proceso interno perredista entrarán en una zona de incertidumbre y golpeteo por la que transitarán necesariamente los aspirantes a la candidatura frentista.

De todos modos lo que determinará la selección de su planilla para gobierno municipal, serán las reglas del juego de candados impuestas desde el principio por los líderes de la coalición.

Según José Francisco Ruiz Massieu la política se compone de ciencia, paciencia y circunstancia; por lo tanto, el verdadero desafío de la coalición PRD-MC-PAN es saber descifrar esta ecuación y sobreponerla a la divergencia de intereses y objetivos por los que circula cada una de sus fuerzas integrantes.

De lo contrario, el triunfalismo por el que caminan hoy será el fracaso más estrepitoso del 2018.